Y no sólo toca la flauta, sino que además forma parte de un experimento sobre la interacción robot-humano. Mediante dos cámaras analiza las manos del músico humano y adapta su velocidad para coincidir con él en la ejecución de la pieza. Otra de sus utilidades es la de enseñar a músicos principiantes, analizando los movimientos de sus dedos y la posición de sus manos en la flauta.
Aquà puedes ver a Waseda tocando “El vuelo del abejorro” de Korsakov.
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algú s’ha preguntat que fa amb els peus aquet ninot?
A la versió 2.0 potser marcarà el ritme, jeje